Las sorpresas

Decía un buen amigo mío que las sorpresas en la vida son necesarias porque nos llenan de ilusión, alegría y suponen un aliento de esperanza para nuestros corazones en un mundo que en ocasiones, es bastante cruel. Las sorpresas son amables porque nos invitan a sorprender. Lo son por un lado para la persona que las expresa pero también para aquella que las recibe.

Hoy amiga mía, es el día que tu misma elegiste, miércoles. El caso es que desde que te conozco ese halo de misterio resulta sorprendente, pero esto no es una declaración de amor ni nada parecido. Tan solo de agradecimiento.

Las sorpresas pueden ser normales como lo eres tú, una chica normal, alegre, divertida, de bonita sonrisa. También pueden ser un tanto menos normales, como lo son personas que por ejemplo, tienen adoración por no sé déjame pensar...un petauro, por ejemplo.

Las sorpresas pueden producirse un buen día que sales de un seminario en la Universidad y fruto de la casualidad te cruzas con una chica que dices: ¡Dios mío, si sonríes otra vez así aunque sea un sueño, que nadie me despierte, por favor, que nadie me despierte!

Pero las sorpresas pueden ser también de otro tipo, porque como tu bien dices: hay de todo, lo sé muy bien.

Desde muy pequeño me enseñaron educación, sonreír, esforzarme pero desde que te conozco no encuentro explicación para lo que me aporta una sonrisa tuya. Y así estoy, tumbado en mi cama, mirando al techo imaginando cosas que nunca sucedieron con una sonrisa tonta en el rostro. Lo mejor de todo es que no tiene explicación, lo sé, lo reconozco.

Cosas de la vida, de las sorpresas y de todo un poco. Algunas de mis lectoras se preguntarán: ¿esto para quién es?. En realidad no es para nadie, aunque ese nadie tuvo tal impacto en mi corazón que me pongo nervioso incluso para saludarla cualquier buen día.

Resulta increíble como llegado un punto podemos conocer a alguien del que no querríamos separarnos por esa paz que nos aporta. Sin embargo, los diferentes obstáculos de la vida, no lo hacen para nada sencillo. Igual sucede con las sorpresas en la vida, hay veces en las que me sorprenden hasta a mi mismo. Pero como siempre digo, lo mejor aguarda en la esquina. De momento, hasta que un buen día vuelva a verte, cuídate mucho.