¿Son los niños más felices que los adultos?

Preguntándonos si, son los niños más felices que los adultos, probablemente la mayoría de nosotros opinaríamos que sí. Cuando somos niños, generalmente vivimos sin excesivas preocupaciones, nos preocupamos por jugar, disfrutar del tiempo en familia y con nuestros amigos. En cambio, conforme vamos cumpliendo años, continuamos también aceptando una enorme variedad de responsabilidades mucho más propias de la edad adulta que condicionan en cierto modo, el ideal de felicidad de buena parte de nosotros.

En estas etapas de nuestra vida empezamos a descubrir que no todo es perder el tiempo jugando por ejemplo, en el patio de nuestra casa con los amigos y existen distintas responsabilidades que debemos ir asumiendo progresivamente. Terminamos por comprender que los sueños de niños a menudo impactan con la realidad, comprendemos el significado de la palabra trabaja y finalmente, en la edad adulta, buscamos la fórmula que nos muestre cómo vivir felices sin preocupaciones. Sin embargo, estas mismas preocupaciones llegan a nuestra vida cuando nos convertimos en padres, tenemos que hacer frente a una hipoteca o los gastos del hogar.

¿Realmente son los niños más felices que los adultos?

¡Un ejemplo en el que se ejemplifica que son los niños más felices que los adultos!

Estrictamente desde la perspectiva de cualquier niño, lo cierto es que las preocupaciones son percibidas de manera diferente y son también diferentes. Mientras que en la niñez buena parte de ellas tienen que ver con querer jugar, divertirse, un nuevo videojuego o incluso, cualquier juguete que hayan visto anunciar en televisión, los adultos tenemos otras responsabilidades que tienden a generarnos frecuentemente desasosiego, estrés y en definitiva, infelicidad.

Los niños suelen ser más felices que los adultos en algunos aspectos porque sus preocupaciones son prácticamente inexistentes, dado que tienen el cobijo y la protección de sus padres, que son los responsables de velar por ellos. No obstante, la felicidad de los hijos repercute en la felicidad de los padres convirtiéndose en un factor determinantes más para éstos últimos.

Distintos estudios vienen a constatar que las personas de edad avanzada son más felices y que conforme se cumplen años se consigue una mayor felicidad. Otros en cambio, indican que los padres con hijos, durante el proceso conocido como la crianza de los hijos, tienden a ser felices en menor medida que cuando no tenían estas responsabilidades.

Lo que es un hecho es que la rutina diaria tanto de los niños como de los adultos, no es la misma. Los primeros, están repletos de amor, derrochan alegría, ilusión, esperanza, se divierten más, disponen de mayor tiempo libre para la realización de actividades como por ejemplo, jugar al fútbol en el campo cercano a casa, ir al parque con sus abuelos para pasear, o reírse más ante multitud de situaciones. Los segundos, incrementan sus responsabilidades, cuentan con un menor número de recursos disponibles, su tiempo es mucho más limitado y en consecuencia, experimentan emociones que los niños no tienen.

En conclusión, la disponibilidad de tiempo con la que cuentan los niños y no las personas adultas, seguramente se encuentre detrás de que los niños sean más felices que los adultos, aunque eso no quita que no puedan existir excepciones pero no es lo habitual.

Y tú, ¿crees que son los niños más felices que los adultos?