En ocasiones no prestamos la atención suficiente a nuestra propia felicidad y no llegamos a sentirnos felices de manera plena. ¿Cuántas veces te has preguntado cuál es la importancia de la felicidad? Se trata de una cuestión fundamental, que durante siglos se ha tratado de responder desde la filosofía y otras ciencias. Déjame decirte que es una de las preguntas más trascendentales que conozco.
Olvidamos que la felicidad es una forma de comprender la vida, de alejarnos de las percepciones negativas, los sentimientos negativos, la tristeza y entender, que ser felices y no serlo, depende exclusivamente de nosotros mismos. Sí, depende solamente de cada uno de nosotros, nada más. No obstante, cada vez más personas condicionan su propia felicidad e incluso olvidan cultivarla.
Nos encontramos en un momento de la historia en el que nos invade la negatividad, el pesimismo, la tristeza y en general, infinidad de emociones negativas. Basta con leer las noticias de cualquier periódico o ver un rato la televisión para conocer una gran cantidad de posibles ejemplos. Sin embargo, la felicidad es lo más importante y según mi punto de vista, lo único realmente importante que todo ser humano debería aspirar a alcanzar a lo largo de su vida. Sí, así es. No podemos disfrutar de una vida plena si no somos plenamente felices.
¿Por qué la felicidad es tan importante?
Es evidente que cuando somos felices sonreímos más, nos mostramos mucho más alegres y esto tiene un impacto positivo en nuestra vida. Una parte indispensable de la salud del ser humano es precisamente su perspectiva emocional. Estar contentos atrae incontables beneficios e incluso existen estudios que vienen a constatar una relación muy estrecha entre por ejemplo, el éxito profesional y la felicidad, por ponerte un sencillo ejemplo para que comprendas su relevancia.
Nuestra alegría es contagiosa. Ningún ser humano puede vivir en completa soledad, esto es aislado del mundo, sin relacionarse con otras personas, hablar con ellas y en definitiva, relacionarse con los demás. Si estamos contentos, nuestra felicidad la compartimos con las personas que nos rodean: compañeros de trabajo, amigos, familiares y todas aquellas personas que encontramos a nuestro paso. ¿Te imaginas lo que sucedería en el caso de vivir en una infelicidad permanente?
A veces comprendemos de forma equivocada la importancia de la felicidad. Déjame decirte que conozco personas que condicionan su felicidad a los diferentes objetivos vitales que quieren conseguir, por ejemplo, un mejor trabajo, una situación financiera mejor u otras cosas materiales, entre otras muchas posibilidades. Esta actitud y percepción de la vida, suele llevar en muchos casos a estas personas, su entorno y otras personas de alrededor a alejarse de lo más importante, la felicidad.
Nuestras metas no tienen por qué hacernos más felices. Según mi experiencia, cada persona tiene que permanecer fiel a sí misma, sus valores, inquietudes y buscar sus objetivos personales, pero evitando que estas metas le impidan conquistar su propia felicidad. De hecho, te puede parecer curioso pero en muchos casos alcanzar un determinado propósito vital puede atraer la felicidad de manera pasajera o temporal.
No olvides nunca que la felicidad es lo más importante tanto para ti como para aquellas personas que más quieres en tu vida, porque ésta tiene un impacto directo en las emociones de aquellas otras personas. ¿Acaso conoces alguna otra emoción tan agradable que compartir con tus seres queridos? Recuerda, intenta ser muy feliz en cada uno de tus momentos porque ésta felicidad de la que tú disfrutes, la estarás compartiendo con otras personas con las que hables, encuentres en tu camino y te relaciones. Además, es realmente bueno para tu salud.